Existe una necesidad de las nuevas generaciones de músicos de revivir una nostalgia constante a través de la música. Pero esa nostalgia ¿es una necesidad nuestra? ¿o es más el buscar conseguir reconocimiento de parte de otras generaciones?
“Y hay que prohibir el autotune”
Charly García dijo hace no tanto tiempo esta frase que quedó para la historia buscando golpear a una generación de nuevos músicos, a nuevos oyentes, a una nueva cultura en la Argentina. Va, eso dicen los intelectuales de la cultura, los “teóricos del rock”. La verdad es que el señor se hinchó los huevos de que artistas nuevos metieran un cover de alguno de sus temas en sus shows y la “cagaran”.
Hace unos meses ya Milo J -el pibe que con 16 años hizo una session con Bizarap y la rompió- sacó “166”, un álbum con el nombre del bondi que pasaba por su barrio en Morón (el “west” del conurbano). El primer tema arranca con ese audio de Charly García.
La primera impresión que tuvieron los catadores de la alta cultura fue que era un claro rechazo para Charly, la guerra entre el rock y el trap estaba armada para que algún pendejo con huevos tome la posta y Milo J había caído en la trampa.
“Me identifiqué con letras antiguas que antes no me hacían tan mal”
- I´AM, Milo J
Pero “166” no tenía ninguna intención en discutir con Charly García ni con el rock.
Sí, la base del trap está: letras sobre pobresa, drogas, sexo, plata, canciones en tonalidades menores, sintetizadores al palo. ¿La diferencia? Milo J nunca usó autotune. El vozarrón grave que lo caracteriza le permitió acomodarse al género de forma menos artificial que sus contemporáneos. Eso y el experimentar con otros sonidos y otros géneros musicales lo posicionó en una nueva generación dentro de la nueva generación.
“No hago trap y soy más trap que el trap”
- NO HAGO TRAP, Milo J
La primera parte del álbum se puede dividir en dos. Y el punto de quiebre es el tema “No hago trap” que vuelve a arrancar con una grabación del Duki en una entrevista donde responde a una pregunta sobre lo que se viene en “la escena” y él responde “yo supongo que te digo Milo J y ya te respondí toda la pregunta”.
Como dicen algunos filósofos uno pasa a ser otra cosa cuando lo nombra no porque otros lo digan.
Pero la oda al sampleo, en esta primera parte, la oda a Charly García y a la Argentina si se quiere, está recién al final, en “Hippie”. Con un sampleo del piano de la canción “Los dinosaurios” que arranca justo después de la frase vida mala y gansters que marcaron mi historia.
166 de Milo J no quería comenzar una guerra con el tan venerado rock argentino. 166 de Milo J venía a decir somos hijos de lo que supo ser una contracultura y ustedes van a reconocernos.
“Por eso llamó a la retirada. Nadie graba, nadie entona”
- LA RETIRADA, Milo J
Hace unos días, salió una versión deluxe de este álbum con ocho nuevas canciones. Casi la mayoría de los temas tienen sampleos más o menos sutiles. Los dos más claros son: “La Tortura”(2005) de Shakira en la canción que se llama igual y “Me gustas tu”(2001) de Manu Chao en la canción “Ojalá”. Ya no solo una melodía o alguna base sobre las que se improvisa sino con letras. Más que un sampleo, una re versión de los temas.
Sabemos que como millennials y centennials estamos signados por un consumo nostálgico constante. Hay una realidad de que lo nuevo ya no es nunca del todo nuevo. Pero pienso que esta “oda al sampleo” -que claramente no empezó con Milo J- tiene más que ver con una discusión. Una batalla a cielo abierto con generaciones anteriores a la nuestra, con una cultura local que le pide a los nuevos géneros -nacidos de un mundo muy globalizado- que paguen derecho de piso.
Bad Bunny el rey del reggaetón, hizo un disco sampleando salsa todo para decir “yo también soy cultura de acá”. Milo J le dice al rock argentino “ustedes nacieron igual de influenciados por la música de afuera no se hagan los guapos” y después se apropia de los boleros y el folklore.
Para decir eso, hay que hacerlos escuchar. ¿Cómo los haces escuchar? Apropiándote de la música que ellos disfrutaron sin criticar. El sampleo para esta nueva generación de músicos es quizás como hablar en otro idioma para que más gente pueda entenderte. ¿La nostalgia? siempre se siente nostalgia cuando se escuchan dialectos que se consideraban perdidos.
“En doscientos años voy a ser un mito urbano”
- PORTACIÓN DE ROSTRO, Milo J